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Mitoíde (o tesauro mitológico): Calcas

Adivino, nieto de Febo. Su padre Téstor fue sacerdote de Apolo. En el siglo I a.c. el romano Higinio contó la casi tragedia de sus hermanas: Teóne y Leucipia. La última fue raptada y vendida a Ícaro, rey de Caria, quien la tomó por esposa. Cuando Téstor, su padre, emprendió el rescate / acabó naufragando sobre las costas de Caria -seguramente cerca a Halicarnaso- y fue hecho esclavo del palacio. Teóne consulto al oráculo en Delfos / y fue mandada a la Corte de los carios disfrazada de hombre. La reina Leucipia cayó enamorada de ella, indistinguible, que vestía como un extranjero. Cuando Teóne se negó a corresponder el amor filial, la reina indignada encomendó su asesinato a un servidor del palacio: Téstor. Ninguno de ellos se reconocía mutuamente dado el cambio de los años, y cuando Téstor iba a matar a su hija se lamentó de su destino y al describir su desdicha fue reconocido por Teóne. Unos y otros se reconciliaron y volvieron al hogar.


Calcas fue el principal adivino entre las huestes aqueas que sitiaron Troya. Anticipó el sacrificio de Ifigenia para aplacar la ira de Artemisa; reveló que los dánaos necesitarían de la presencia de Aquiles y el arco de Heracles para tomar Ilo. Interpretó la voluntad de Apolo y desveló que sólo cesaría la peste entre las naves si Criseida era regresada a su padre Crises / y se debate si fue él u Odiseo quien ideó el Caballo -de Troya-.


No quiso zarpar con los atridas de regreso a su patria, Micenas, pues advirtió el turbulento viaje que les avecinaba. En cambio, partió a Jonia en compañía de Anfíloco para buscar al Oráculo en Claros, Mopso, y rivalizar con él queriéndose probar el mejor de todos los adivinos. Mopso previno a la reina de Licia, Tictome (Temone), hermana de Sarpedón, que desistiera de la guerra contra las amazonas de Polemistea, mientras que Calcas animó la empresa. Tras diez años un emisario denunció al adivino que la reina de Licia había muerto combatiendo al sur de Anatolia, por lo que Calcas se suicidó.


Como a Casandra, hermana de Alejandro, Febo concedió a Calcas el don de la adivinación, y seguramente se lo arrebató luego de la caída de la casa de Príamo, a quienes el dios protegió contra los invasores que Calcas auxiliaba.


La adivinación fue parte esencial de la idiosincrasia cultural de la antigüedad helénica. A diferencia de muchas civilizaciones que tuvieron ritos para el buen presagio otorgado por los dioses, los helénicos pretendieron que’l hombre además pudiera conocer el futuro. Ello revela su creencia en el destino y la conciencia enuna entidad que prescribe el porvenir. Al mismo tiempo, la adivinación es la materialización del designo divino: un vestigio del poder de los dioses hecho palabra entre humanos. La tragedia, entre otras manifestaciones culturales de la Hélade clásica, explotó la desventura de los hombres que, aún buenos aún malos, no pueden escapar de su destino.

 

Hesíodo en su Teogonía propuso un catálogo de relatos que se hizo el canon mitológico de la cultura helénica. Muchos en los milenios siguientes formularon versiones, parafrasearon los hechos o figuraron en poemas las historias antiguas. Borges propuso El libro de los seres imaginarios. Yo me sumo al afecto de abrazar el mito / y juego en la cruzada por actualizarlo -yo quiero soñar con lo que pudo ser, y cuando critiquen los van a criticar, entonces decir que aclaré los vacíos-.

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