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Arte y Política

El derecho, y por extensión la política, me duele. Es una exnovia que no he perdonado ni he podido superar. Le he dado la espalda a todo lo que huele a coyuntura y gobierno. No sólo le he dado la espalda, sino que le he ofrecido mi desprecio através de la contradicción y la crítica.

El derecho me decepcionó. El derecho fue un barranco de espinas y cizaña que laceró mis pies ilusionados y desangró la esperanza de mis manos. Subí su ladera porque fui persuadido; me dijeron: la política es la Llave. Pero yo, que sudé arriado hasta la cima, y contemplé el valle de sus intereses, y vi las fronteras de su poderío, y conocí el carácter de sus zánganos embelesados . . . simplemente salté de su moribundo acantilado.

¿Qué fruto dará un árbol de semilla corrupta? ¿Y cómo sanaremos un campo que evenena nuestro propio arado? Martí lo dijo, el gobierno de un pueblo es la suma de sus (des)equilibrios.

Cuando nos sometimos a la democracia cambiamos los delirios de antiguos nobles por los vicios de hambrientos plebeyos. Giramos la moneda para padecer otra cara del mismo espíritu.


Arte y Política son dos extremos de Alma humana.

Arte es manifestación del Espíritu. Él se sublima através de la Obra. Arte es el gesto definitivo de la interioridad. Arte, como el Hijo, sólo nace de Sus Entrañas.

Política, en cambio, tiene su principio de existencia en la superación de la individualidad. Sólo cuando el pronombre del Ser cambia de <Yo> a <Nosotros> es que Política existe como sustantivo.

El humano siempre será él entre sus semejantes. Así, siempre será expresión de sí como individuo y como comunidad. Siempre habrá formas artísticas y políticas.

Arte y Política son medios del mismo fin. Arte es la forma de la Belleza y Política es la acción hacia lo Bueno, dos nombres de la misma Esencia.

Hoy la política no alcanza lo Bueno. ¿La razón? hemos decidio que la forma de la política sea fea. Monopolio de violencia es monopolio de feo. De ahí que Arte oficial sea un oxímoron.

Y el arte no se salva. Hicimos la carrera del arte a costa de la Esperanza. Cuando divorciamos Arte y Política, renunciamos através del arte al Cambio. Y sin acción el arte sólo es una hermosa canción desesperada.

El genio ático, dijo Steiner, fue cumbre de Arte y Política. La polis se erigió sobre diálogos y corales del mundo íntimo. La poesía fue la forma de la acción política en la época clásica. El genio ático, como los pocos Hombres de Occidente, encarnó una expresión definitiva de lo humano: fue Gesto, es decir, acción bella.


Yo encarno la Reconciliación, pues soy una historia de la ruptura entre Arte y Política. La clave es esta: la acción del Cambio debe ser bella, como el regalo, la caría y el beso.

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